“Existen los amigos que te levantan, más lo que te hunden;
condensando el panorama, ambos son amigos,
la diferencia es que uno es bueno y el otro malo;
la amistad viene con una leal traición que no se separa,
en algún momento aparecerá.
Es más fácil tener enemigos que amigos;
a veces los confunden,
¡¡una lástima por el que no se da cuenta!!;
para la mayoría es más fácil ofender, herir,
que alabar u honrar.
Como un puente de papel sobre un río de fuego,
la bondad sincera de la amistad
más temprano que tarde arderá;
la amistad termina siendo unilateral;
como en la mayoría de los amores, pasajera”.
(Poemario 2, pág. 68, del “Capítulo IV: Pulsaciones marchitas”)
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