Sueña con lo lindo de la vida,
sueña con el amor de tu vida,
sueña con aquél que te da vida.
Piensa en su calor,
piensa en sus manos,
piensa en la pasión de su cuerpo.
Busca su cama,
escóndete en sus sábanas;
déjame, sé que ya no me amas.
Un día,
entre besos y versos me abdujiste;
ahora mi vida desmantelas.
Ladrona de pulsaciones,
ladrona de vidas,
vampira sedienta de abandono.
(pág. 170, del “Capítulo: Amores de contrabando”)
Deja un comentario